INGREDIENTES
- Un costillar de cerdo.
- Una cucharada de semillas de alcaravea (su sabor recuerda a la menta).
- Una cucharada sopera de pimentón.
- Sal (al gusto).
- Dos cebollas (guarnición).
- 50 ml de vino blanco seco.
- 30 ml de agua.
- Aceite.
PREPARACIÓN
Precalienta el horno a 180º.
En un mortero muele las semillas de alcaravea con sal. Cuando lo tengas, mézclalo junto con el pimentón. Toma el costillar, échale un poco de aceite y repártelo por todo él con unas palmaditas. Luego espolvoréalo con la mezcla y resérvalo.
En una bandeja, echa un poco de aceite y sal. Pela y trocea las cebollas y ponlas en el fondo de la bandeja. Pon encima de ellas el costillar. Echa en el fondo de la bandeja el vino y el agua (así aportas algo de humedad).
Mételo en el horno durante una hora y media (hasta que el hueso se separe de la carne).
Y ya está (fácil, ¿verdad?). Recomiendo acompañarlo con un poquito de ensalada, para compensar, ¡que hay que cuidarse!
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