INGREDIENTES (para dos personas)
- 200 gr de arroz.
- 100 gr de calabaza.
- Un calabacín.
- Un puerro.
- Un pimiento verde.
- Un pimiento rojo.
- Dos tomates medianos (sin piel ni pepitas).
- (Aquí os dejo añadir casi cualquier cosa que tengáis verdura que tengáis en el frigo: espárragos, zanahorias, setas, alcachofas...)
- Un diente de ajo.
- Un vaso de vino tinto.
- Un litro de caldo.
- Laurel, tomillo, romero, azafrán o pimentón ahumado (depende de lo que tengáis más a mano), colorante alimenticio, sal y pimienta.
- Alioli para acompañar.
Tomar todas las verduritas y el ajo y cortarlos en trocitos bien pequeños. EXCEPCIONES: Si ponéis espárragos, cortar los tallos (la parte comestible) y reservar las puntas. Si utilizáis setas, cortarlas toscamente con las manos en trozos no muy pequeños.
Precalentar el caldo en una olla aparte (que no hierva, sólo que se caliente).
En una olla, sofreir el ajo y el puerro. Cuando se doren, añadir los pimientos, (los tallos de esparrágos y las zanahorias si los usáis), la calabaza y el calabacín y dejar sofreir unos dos o tres minutos más. Pasado este tiempo, añadir el tomate, el tomillo, el romero, la sal y la pimienta.
Cuando hayan pasado unos dos o tres minutos más, añadir el azafrán o pimentón ahumado (según lo que tengáis) y el colorante alimenticio.
No tardéis más de un minuto en añadirle el vino tinto, ya que si se quema el azafrán o el pimentón puede amargar. Cuando se haya evaporado el alcohol, añade el arroz y mézclalo (así el arroz se empapará de todos los sabores, ¡lujuria en la cocina!)
No lo menees mucho. Ahora hay que añadir el caldo. Si quieres un arroz seco, añade dos veces la medida que uses para el arroz de caldo (si has usado un cuenco, ponle dos cuencos). Si quieres un arroz caldoso, pon tres veces más caldo que arroz (incluso le puedes echar un pelín más).
Ahora presta atención, porque aquí está la madre del cordero: Pon a fuego fuerte la olla y toma nota de la hora. No lo muevas, ya que si lo haces sacarás el almidón del arroz y se podría poner pastoso... (Otro día haremos un risotto). Lo dicho, no lo toques. Pasados diez minutos, baja el fuego al mínimo. Sigue sin tocarlo (¡resiste la tentación y no te preocupes, que vamos bien! Si tienes puntas de espárragos, es el momento de añadirlas). Pasados otros diez minutos, apaga el fuego. Si es vitrocerámica, retira la olla del fuego. Cubre la olla con papel de periódico (no es coña) y déjalo reposar cinco minutos: dejará pasar el exceso de humedad y le dará el punto óptimo.
Emplata el arroz y acompáñalo de un buen pegote de alioli (si no lo has probado, hazlo y ya no podrás pensar en otra cosa...)
¡Disfrutarlo en la mejor de las compañías multiplica infinito el sabor!
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