Esta receta es algo que aportará una dimensión extra a vuestros platos: ensaladas, salsas, pastas, guisos... Todo adquirirá un sutil toque que, a bien seguro, dejará sorprendidos a vuestros comensales.
INGREDIENTES
- 3 alcachofas
- 30 dl de aceite
- Perejil fresco
PREPARACIÓN
En primer lugar toma un poco de perejil fresco y trocéalo en un cuenco con agua fría. Lo usaremos para conservar las alcachofas una vez peladas y así evitar que se oxiden y oscurezcan.
Para pelar las alcachofas, usa un cuchillo de sierra (si usas uno de filo lo estropearás).
Corta la parte superior y monda la base y el tallo, hasta que quede como una especie de copa. En el interior encontrarás una especie de pelusa, unos pelillos que no son nada agradables a la hora de comer.
Una vez limpia, déjala en remojo en el cuenco con el perejil y repite el proceso con las restantes.
Córtalas en cuartos y sécalas bien colocándolas sobre papel absorbente.
Para conseguir el aceite de alcachofas, vamos a confitarlas en un cazo. La técnica de confitado ya la explicamos en la receta de bacalao confitado con ensalada de canónigos, rúcula, cítricos y arándanos. Recuerda que se trata de cocer a fuego muy, muy lento las alcachofas y nunca de freírlas. Si el aceite se calienta en exceso, retíralo del fuego. Cuécelas suavemente pinchándolas de vez en cuando para comprobar si están hechas (con unos 40-45 minutos será suficiente).
Retira las alcachofas y deja enfriar el aceite. Ahora tienes unas deliciosas alcachofas confitadas listas para comer y un fascinante aceite perfumado de alcachofa para todo lo que se te ocurra.
Me ha encantado este aceite. Luego puedes cocer pasta, trocear y añadirles las alcachofas y, por qué no, unos langostinos o unos mejillones y un buen chorro del aceite de alcachofa...
ResponderEliminarVaya, qué idea más interesante. ¡Voy a hacerla hoy mismo!
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