lunes, 31 de mayo de 2010

Feria de Córdoba

Esta es la primera entrada de viajes gastronómicos del blog y, como no podía ser de otra forma, lo inicio con un viaje a mi ciudad natal: Córdoba.

Durante todo el mes de mayo Córdoba es una fiesta continua que empieza con las cruces, continúa con los concursos de patios y rejas, cata del vino y, finalmente, la Feria de Nuestra Señora de la Salud (las dos últimas semanas del mes de mayo). Ésta es el acabose, el remate de un mes de celebraciones y los cordobeses se vuelcan para dar la bienvenida a las temperaturas veraniegas que ya se hacen notar en las horas centrales de estos días.

En lo tocante a la gastronomía, la feria es un muestrario de la comida más sencilla y sabrosa que podamos encontrar. Os recomiendo que compréis (y comáis) en las casetas, ya que tendréis unas cocinas más controladas, asiento, fresquito, bebida y música (todo en una):


Patatas fritas con pimiento, huevos, lomo y chorizo.



Flamenquín, salmorejo y bacalao rebozado.



Croquetas, puntillitas y churrasco con salsa verde.

Comida, como podéis ver, sencilla pero con la enjundia suficiente para aguantar todo el día de fiesta.

Los precios son asequibles (una buena comilona puede salir por unos veinte euros por cabeza, bebida incluida).

GRANDES CONSEJOS PARA DISFRUTAR DE LA FERIA
  1. Si vais a la feria de día, no olvidéis las gafas de sol y algo para la cabeza: sombrero, gorra o similar, porque el sol zurra de lo lindo.

  2. Si vais de noche, recordad llevar algo de abrigo porque cuando volváis puede refrescar.

  3. Aprovechad que la mayoría de las casetas son públicas para ver el ambiente y lo que tienen de cocina: si no os gusta lo que veis, probad en otra (hay más de 120 casetas donde elegir).

  4. En la portada de la feria suelen repartir libritos con el plano de la feria, listado de casetas y actuaciones programadas por el ayuntamiento.

  5. Vais a encontrar muchos puestos de comida en las calles del ferial. La mayoría cumplen con las medidas sanitarias y son una forma rápida de conseguir comida a un precio razonable, pero tenéis que tener mucha hambre o tiene que ser muy tarde (yo sigo prefiriendo las casetas...)

  6. Evitad coger el coche para llegar al recinto ferial. Hay líneas de autobuses que circulan toda la noche hacia y desde la feria y su frecuencia es alta.

jueves, 27 de mayo de 2010

Bizcocho 1, 2, 3

Esta es una de las recetas más fáciles que se pueden hacer para perder el miedo a la cocina.
Es un clásico y por eso ¡no puede fallar!

Se llama bizcocho 1, 2, 3 porque las medidas se hacen con un vasito de yogur y son una vez, dos veces o tres veces esta medida.

INGREDIENTES:
- 1 yogur Danone (de fresa o macedonia).
- 1 vaso de aceite (recuerda, mídelo en el yogur).
- 2 vasos de azúcar.
- 3 vasos de harina.
- 3 huevos.
- 1 sobre de levadura.
- una pizca muy chiquita de sal (siempre que cocinas harina hay que ponerle algo de sal).

PREPARACIÓN:
Mezcla con unas varillas en un bol el yogur, el aceite, la harina, el azúcar los huevos, la levadura y la sal (una pizca muy pequeña!!).
Cuando esté bien mezclado, vierte el contenido en un recipiente antiadherente para horno.
Mete el recipiente en un horno precalentado previamente a 180º y déjalo unos 25 minutos (si es un horno de convección puede que tarde menos).
¿Cómo saber si ya está? Abre el horno, introduce un palillo o un cuchillo en el centro del bizcocho y espera un par de segundos. Si al sacarlo está limpio (no hay restos de masa), el bizcocho ya está.

VARIANTES:
Puedes añadirle a la masa unas manzanas ralladas o plátano cortado en daditos, pasas, frutos secos, pepitas de chocolate... Eso sí, si quieres que se queden flotando por toda la masa, pasa los trocitos por harina antes de añadirlos a la masa.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Entre fogones...


En mi casa, en la casa de mis padres quiero decir, en las grandes ocasiones pasamos mucho tiempo en la cocina. No sólo cocinando, sino charlando, discutiendo y arreglando el mundo.
Por eso supongo que me gusta tanto cocinar: me relaja, me da tiempo para pensar, me permite hacer algo que es radicalmente distinto a lo que hago en el día a día y, a la postre, me permite disfrutar del resultado. Y ya no sólo porque me guste comer bien, sino porque me gusta agasajar a mis amigos e invitados con algo en lo que he puesto mi mejor intención y esfuerzo.
Para mi, la cocina, es un elemento socializador, por eso muchas veces me veréis llevar a mi trabajo bizcochos, palmeritas y otras cositas fraguadas siempre entre fogones...
Así que ya sabéis, cuando me veáis con algo de esto entre las manos si ya nos conocemos, pedidme probar. Y si no nos conocemos, ¿qué mejor ocasión?