Es de sentido común tratar de aprovechar en cada momento de lo mejor que ese momento nos pueda ofrecer. Esa es la premisa de la cocina de temporada: tomar aquellos productos que están justo en sazón y sacarles el máximo partido.
Esta receta siempre ha estado presente en mi casa desde que tengo uso de razón, y no por ser tan sencilla deja de ser vibrante, deliciosa e inesperada. Seguro que si la hacéis la incluiréis en vuestro recetario particular.
INGREDIENTES
- Un cuarto de repollo (o col blanca, según lo que podáis encontrar)
- 2 granadas
- Sal, aceite y vinagre
PREPARACIÓN
Corta el repollo en juliana y resérvalo.
Lo siguiente, si no lo sabías, te va a divertir. Necesitarás las granadas, un cuenco, una cuchara de palo y un delantal. ¿Que no sabes cómo pelar las granadas? Pues toma nota.
Parte las granadas por la mitad, colócalas boca abajo en tu mano sobre el cuenco y golpéalas con la cuchara de palo (para esto necesitas el delantal, ya que puede saltar algo del líquido de las granadas y mancha bastante). Con cada golpe notarás que los granos empiezan a caer entre tus dedos (no hay nada tan rápido y eficaz). Repite el proceso con todas las mitades y retira los posibles trozos de membrana que hayan podido caer.
Toma el repollo, agrégale los granos de granada, alíñalo con sal, aceite y vinagre y ya está listo para comer. ¡Es tan fácil que no puede fallar!
A mi me gusta añadirle un poco de ajo muy picado y dorado en aceite de oliva...¡Qué bueno!
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