Ya casi hemos terminado nuestro menú de fiesta. Este postre, además de sencillo, es digestivo y refrescante. ¡Vamos allá!
- 125 gr de azúcar
- 50 ml de agua
- 300 ml de nata para postres
- 3 yemas de huevo
- 2 claras de huevo
- 50 gr de jengibre rallado
- Cacao en polvo para decorar
Ralla el jengibre y resérvalo.
Los siguientes pasos tienen que coordinarse bien. En un cuenco, bate las yemas hasta que tengan consistencia de espuma.
A continuación, incorpora el jengibre rallado. Bátelo un poco más y resérvalo.
En otro cuenco, monta las claras hasta que tengan consistencia y aguanten los picos que se formen.
En un cazo, calienta el azúcar y el agua y prepara un almíbar durante 1 minuto aproximadamente. Aún caliente, vierte el almíbar hilo a hilo sobre las yemas sin dejar de batir. OJO: asegúrate de que el almíbar se incorpore a la mezcla y no se quede en las aspas de la batidora. Esto "cocinará" las yemas.
Ahora incorpora la mezcla con las claras y, con una lengua o cucharón, mezcla suavemente con movimientos envolventes.
Monta la nata hasta que tenga textura de mousse. Toma la mezcla anterior, incorpórala a la nata y vuelve a mezclarlo suavemente con movimientos envolventes.
Vierte el contenido en vasos individuales y déjalos en el frigorífico hasta el momento de servirlo. Cuanto más tiempo esté en el frigorífico, más se asentará todo.
Antes de servirlo, pon un poco de cacao por encima para decorar. ¡Un refrescante final para la cena!
Qué original y con lo refrescante que es el jengibre, tiene que sentar muy bien después de una cena copiosa. Te copiaré!!
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